MANIFIESTO 8M 2.024 del SAT
En 1911, por decisión de la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, se instauró el Día Internacional de la Mujer por la liberación social y política de la mujer proletaria.
Desde entonces, la situación de las mujeres ha cambiado mucho: ahora tienen los mismos derechos políticos que los hombres, mientras que la igualdad formal ante la ley es ahora la norma, al menos en el llamado mundo capitalista “desarrollado”.
A pesar de esa igualdad política, 112 años después del primer Día Internacional de la Mujer, las mujeres trabajadoras aún no son más libres.
La tasa de participación femenina en la fuerza de trabajo ha aumentado, pero a las mujeres se les paga menos que a sus compañeros de trabajo hombres, mientras que el cuidado de la familia sigue siendo una responsabilidad que recae casi en su totalidad sobre nosotras.
Una serie de servicios e infraestructuras para apoyar a la familia, como el cuidado de los niños y los ancianos, se ofrecen en el mercado capitalista, a las mujeres que pueden permitírselos, en una calidad que depende de su precio. La carga que soportan las mujeres en el cuidado de los miembros de la familia las convierte en las primeras y mayores víctimas del empleo a tiempo parcial y flexible.
Una grave consecuencia de esta situación es que encuentran obstáculos para jubilarse con el riesgo de vivir por debajo del umbral oficial de pobreza después de su vida laboral.
El capitalismo no tiene nada que ofrecer a las mujeres trabajadoras excepto explotación, opresión y pobreza. Los problemas que vivimos hoy no pueden ser resueltos por asociaciones e instituciones imperialistas, grupos empresariales y gobiernos.
La guerra imperialista hace estragos en Ucrania y ahora en el genocidio en Palestina, sin olvidar a nuestras hermanas y hermanos saharaui.
Son los hijos, hermanos y compañeros de las mujeres rusas, ucranianas, palestinas y de todos los pueblos que sufren bajo la bota del imperialismo, quienes corren el riesgo de perder la vida como piezas prescindibles de la maquinaria bélica que se pone en marcha para servir al enfrentamiento entre las potencias imperialistas. Son las propias mujeres y sus hijos quienes viven la violencia de la guerra y el desarraigo.
La violencia contra las mujeres forma parte de la vida cotidiana en la guerra para muchas mujeres. Los lugares de refugio, como las casas de acogida para mujeres, han sido destruidos en muchos lugares por la guerra.
En las condiciones de “paz” imperialista, la vida de las mujeres se deteriora en muchos aspectos.
Además del deterioro de las condiciones salariales y laborales, nos enfrentamos a problemas agudos y cada vez peores en el ámbito de la salud y el bienestar social.
Debemos rechazar los intentos de ideólogos, partidos y gobiernos burgueses de apropiarse del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Esta política exterior no tiene nada que ver con los intereses de las mujeres, es un intento de disfrazar la habitual política exterior burguesa en interés del capital.
Es el intento de inspirar a las mujeres para la continuación de la confrontación imperialista y debemos mostrar total y absoluto rechazo a este sistema.
Así que compañeras, toca seguir organizándose, toca seguir inspirando a las mujeres de nuestra clase, porque ¡quien no se mueve, no siente sus cadenas !
Sindicato Andaluz de Trabajadoras y Trabajadores.